Enfrentarse a un divorcio en algún momento de nuestra vida es, sin duda, una situación no deseable en la podemos vernos inmersos, pudiendo incluso convertirse en un proceso doloroso y triste. Muchos son los condicionantes que, además, pueden agravar el dolor y complicar aún más si cabe el proceso, como el hecho de tener hijos en común.
Pero desde ROSADO & ASOCIADOS queremos tratar de lanzar, a través de este artículo, una pregunta al aire a la cual trataremos de dar respuesta: ¿Por qué complicar más las cosas, cuando podemos no hacerlo y plantear un divorcio de mutuo acuerdo?
Desde el primer momento en que se nos plantea esta situación tenemos que recordar, en primer lugar, que quienes nos desvinculamos de la otra persona somos nosotros, no nuestros hijos, quienes tienen el derecho de poder seguir relacionándose con su otro progenitor, así como con la familia del mismo, abuelos, tíos, etc. Es por ello, que desde este despacho de abogados queremos tratar de transmitir la necesidad de acudir a la lógica a la hora de plantear un convenio regulador de divorcio para una pareja que va a divorciarse y tiene hijos en común. Los posibles reproches de lo que ocurrió en el pasado, así como los motivos que han podido ocasionar el que hoy, un matrimonio, se vea en esta situación, no ayudan en nada, ni intervienen en modo alguno de cara a plantear el convenio regulador que más convenga y que más beneficioso pueda resultar para todos los implicados. Asimismo, las familias de ambos cónyuges deben procurar mantenerse al margen durante el periodo de negociación que debe mantener la pareja entre sí de modo exclusivo.
En todo caso, ambos miembros de la pareja deben tener claro que el derecho de visita regular y sostenida en el tiempo por parte del cónyuge con quien no vayan a convivir los hijos es un derecho inexcusable a favor, tanto de los hijos menores, como de la familia extensa de éstos (abuelos, tíos, primos…), de modo que la habitual amenaza de un cónyuge sobre otro de privarle de la visita de sus hijos carece, en la inmensa mayoría de los casos, de ningún sentido jurídico.
Como paso previo a plantear un divorcio recomendamos que, en la medida de lo posible, traten de plantear un divorcio de mutuo acuerdo. Las razones para creer que es mejor plantearlo de esta manera son muchas, entre las que figura sin duda, y como principal y más importante, el hecho de mantener un clima de cordialidad entre las partes que hará que todo el proceso de divorcio, así como el proceso posterior al mismo, en que las partes deben afrontar sus vidas por separado, sea mucho más natural, ayudando a conciliar los términos del convenio regulador de manera más lógica y beneficiosa para todos, sobre todo para los hijos habidos del matrimonio que ahora trata de disolverse.
Hay otras razones de peso para tratar de plantear un divorcio de mutuo acuerdo, como los gastos ocasionados por los trámites del mismo, siendo éstos muy inferiores a los que supondría tramitar un divorcio contencioso.
La rapidez en los trámites del divorcio de mutuo acuerdo es otra característica que debemos destacar, ya que plantear un divorcio de esta manera hace que los trámites en los Juzgados sean mucho más ágiles, pudiéndose terminar con un procedimiento nada deseable para las partes que lo sufren mucho más rápido, y de manera más clara y cordial, de lo que supondría hacerlo de manera contenciosa.
Así las cosas, y considerando que no haya razones de peso que imposibiliten el hecho de plantear un divorcio de mutuo acuerdo, desde ROSADO & ASOCIADOS abogamos por la cordialidad a la hora de resolver cualquier conflicto, quedando a disposición de todos para asesorar a nuestros clientes ante cualquier duda que puedan tener a este respecto y recordando que, aunque a priori pueda parecer algo utópico, es perfectamente posible tramitar un procedimiento de divorcio sin necesidad de convertirlo en una indeseable batalla que únicamente va a perjudicar a todas las partes implicadas.